Reseña de la primera temporada de Sono Bisque Doll (My Dress up darling)
Escribe: @planet.urkh
Se anuncia a los fanáticos del anime la llegada de nuevo talento en las tierras otaku. En un mundo abundante en publicidad engañosa, hype desmesurado e imitaciones de ideas viejas, se respira una nueva historia. Una suculenta receta de cosplay y comedia romántica sazonada con ecchi para deleitar nuestros sentidos. ¿Qué más pueden pedir? Vayan directo a sus teclados para ver Sono Bisque Doll (My Dress up Darling). Disfruten del anime que destronó a Shingeki cada semana en popularidad.
Amor entre disfraces
Nunca una comedia romántica me hubiera atrapado así, no es mi género favorito. Y en el primer episodio, los personajes terminaron cautivándome. Empezamos con Wakana Gojo, un joven introvertido dedicado en cuerpo y alma a fabricar muñecas hina. Pasa sus días perfeccionando el arte de la costura, pero oculta sus aficiones por temor a las burlas de sus compañeros de clase. De pronto entra a su vida Marin Kitagawa, agitando su melena rubia con aroma a confianza. Ella también guarda un secreto, quiere convertirse en cosplayer. Cada uno tiene algo que el otro necesita.
OTAKU (enfurecido): Paren todo. Me quieres engañar con tu review, escritor.
ESCRITOR: No, no, no. Espera…
OTAKU (señalándole): Este es tu típico rom-com con waifu bait para atraer al público.
ESCRITOR: Tiene sus clichés, pero los personajes son muy genuinos, la animación es excelente y todo una trabajo para mostrarte el mundo del cosplay. Vale la pena, así que… ¿Puedo seguir?
OTAKU: Por ahora sí.
La experiencia Sono Bisque Doll
El encanto está en su simpleza. Este romance empieza con Marin acercándose a Gojo para pedirle ayuda con sus disfraces. La diferencia está en cómo se siente su relación.
Shin'ichi Fukuda, creadora del manga, escribe muy bien a los personajes para lograr una relación más orgánica. Y Yoriko Tomita, guionista del anime, logra adaptar a la perfección esas idas y venidas en el amor adolescente. Si algo me gustó es que Gojo y Marin no se tomaran una eternidad para darse cuenta de lo que sienten. Valoro mucho el ritmo de su relación, el miedo a que les rompan el corazón y el apoyo mutuo para convertirse en mejores versiones de sí mismos, todo resulta muy satisfactorio. Terminé convencido de que funcionaban como pareja.
No hay duda, Marin Kitagawa enamora. Para muchos será la waifu del año (yo estoy seguro que tendrá un lugar especial en mi memoria). Esta mujer es una mezcla de gentileza y tímida sensualidad que derretiría hasta el corazón de un personaje de Berserk. Y es que está escrita de una manera muy fresca. No es la exageradamente perfecta señorita inalcanzable con personalidad genérica que tantos conocemos. Marin no es un personaje plano. Es hermosa y popular, pero su pasión por el anime y el cosplay la separan del resto. Se esfuerza en captar las sutilezas de sus personajes, aprende sus gestos y manierismos para ir más allá del disfraz y lograr una caracterización verdadera. Estos gustos, sin embargo, no los comparte con nadie.
Lo difícil de ser otaku
Marin realmente cautiva y resuena con cualquier fanático del anime porque es como nosotros. Ella no puede compartir su pasión con cualquiera: sus amigas no la comprenden y los hombres no toman en serio sus gustos. A la distancia solo ven a una chica bonita y nada más, interesada solo en su cuerpo y su popularidad. Pero el cosplay es una parte integral de su vida. Tanto así que en el primer episodio, rechaza a un chico por burlarse de su gusto por el anime. Marin defiende su espíritu otaku con orgullo.
ESCRITOR: ¿No nos ha pasado lo mismo?
OTAKU: Suele pasar.
ESCRITOR: Queremos compartir nuestra pasión. Y estamos alegres hablando de nuestro anime favorito.
OTAKU: Y solo hay indiferencia.
ESCRITOR: Termina siendo decepcionante, aunque cueste admitirlo.
No empatizamos con Marin Kitagawa porque es bonita. Claro que sus atributos venden mucho y funcionan como clickbait, pero un buen anime no podría sostenerse solo con eso. Es cierto que podría profundizarse más en su personaje, pero tampoco es necesario. Tiene suficiente carisma para conectar con el público más allá de su belleza. Marin es como nosotros, comparte una pasión que no todos aprecian.
En Sono Bisque Doll, ese mismo espíritu otaku está detrás de la construcción del mundo del cosplay. Este anime nos muestra el esfuerzo detrás de esos disfraces increíbles: el trabajo de los cosplayers en buscar las telas perfectas para sus personajes; los trucos para modificar los ojos de una modelo; hasta la imitación de los gestos y personalidades. Incluso el anime está estructurado de esa manera, cada capítulo nos trae un nuevo disfraz y lo interesante es cómo esto sirve de mecanismo narrativo para conocer a Marin. Con cada nuevo cosplay nos vamos enterando de los animes y mangas que ella adora y también detalles de su personalidad no tan inocente.
Y Gojo tampoco se queda atrás. Cae en el cliché del marginado social (literalmente se sienta en la esquina de su salón de clase), pero le dan la vuelta con el guión para no exagerar su inocencia. A veces los animes pecan de volver a sus personajes demasiado nobles, al punto de alejarse por completo de la realidad. Gojo es muy buen tipo, pero no es un idiota. De hecho parte de la comedia está en esos momentos solitarios en su habitación, después de salir con Marin. A diferencia de otros animes, My Dress Up Darling trata a Gojo con madurez, no lo acusa de ser un pervertido y no lo avergüenza. Al final el chico es un adolescente y lo normal es que sea un cocktail de hormonas. Cuando nadie lo vigila, él libera toda la tensión del día (si saben a lo que me refiero). Y esto nos lleva a lo siguiente: el fanservice.
Más que solo fanservice
Si escuchar ecchi te hace cambiar de canal, te pido que no descartes este anime. A veces las pinceladas eróticas rozan el hentai, pero los momentos en los que Marin destapa su sensualidad no le quitan ni una pizca de calidad artística. Hay mucho fanservice para deleitar los ojos (y eso se agradece), pero esto no es solo waifu bait para incentivar el morbo. Cada fibra de cabello, cada movimiento de piernas, cada brillo en los ojos y pliegue en la ropa está animado con una fluidez y dedicación artesanal casi nunca vistas en las historias románticas.
ESCRITOR: Vayamos a la escena de la playa del capítulo 8.
OTAKU: Te faltó decir “¡Se vienen spoilers!”
ESCRITOR: Bueno sí, como decía… Todo armoniza a la perfección: la música tranquila, el sonido de las olas, la luz del sol bañando a los personajes casi como el halo de un sueño y la conexión emocional. Gojo deja entrar a Marin en su corazón contándole sobre su infancia solitaria. Y ella le promete salir con él a muchos lugares, prácticamente confesándole su amor sin que se dé cuenta. ¿Puedes verlo?
OTAKU: Creo que entiendo lo que dices. Es un momento muy íntimo.
Y lo más increíble es que ese nivel de detalle es más propio de animes enfocados en la acción. Claro que hablamos de CloverWorks, el estudio que nos regaló Darling in the Franxx, The Promised Neverland y la originalísima Spy x Family (pronto vendrá una reseña). Y un detalle importante: varias escenas de Sono Bisque Doll están animadas por el señor, y me pongo de pie para aplaudirle, Tatsuya Yoshihara, alias el Director de Acción del anime más esperado del año, Chainsaw Man.
Ya llegó el momento de terminar el review de My Dress Up Darling, después de tanto palabreo solo queda comprobar lo que he dicho. Más allá del fanservice y algunos clichés por ahí, este anime nos deja un bonito mensaje: no tengas vergüenza de lo que te hace feliz. Y por eso creo que te enamorarás de Sono Bisque Doll.